4 de agosto de 2010

De las Memorias de un Viaje Irreal



¿Vas a ir así? ¿Trasnochado y tomado? No papá, trasnochado y feliz.

Es probable que si un viaje comienza de tal forma un sábado a las 6:15 de la mañana, augure cosas “interesantes”. Más aún si se trata del evento de mitad de año de la oficina, donde no solo asistirán compañeros sino superiores; jefes, gerentes y socios.

Una sola tarea, una única responsabilidad. Simple; llámame, me despierto y nos vamos juntos. 3 fue el saldo de las llamadas perdidas antes de la vencida, no se porque tenía el celular en silencio, raro. Aún así la tarea seguía siendo clara; llámame, me despierto y nos vamos juntos. Quizás por el afán de no demorar la salida, de no ser el último, la tarea dejó de cobrar importancia, el interés del individuo pasó por encima del interés común; “que él quede mal, al cabo que ni me importa”. Moraleja; si tienes vecina no confíes en ella, no sabe que los citófonos existen. Triste, muy triste.

Bendecido por la puntualidad de algunos compañeros y, sobre todo, por la casualidad del festejo de la noche anterior de otros (a ustedes mil gracias y al homenajeado muchos éxitos), mi destino no fue llegar de último. Aunque la llegada a la entrada 4 no fue nada triunfal, no se comparó en lo más mínimo con el hecho del pequeño bus que fue demorado y apartado para llevar a “los que no se pudieron levantar”.

Así pues, empezó el recorrido por las carreteras de nuestro país a través de hermosos paisajes hacia el destino turístico por excelencia del departamento de Boyacá, Villa de Leyva. A pesar de la hora, se vivía un ambiente jovial y burlesco en el pequeño recinto movible cuyos espacios individuales solo alcanzaban para albergar las extremidades de los gigantes. La felicidad mañanera alimentada por la gran expectativa, fue necesariamente interrumpida por la parada a “devolverle el alma al cuerpo”. Un caldo con costilla, un tamal, chocolate, dos gatorades rojos y un helado de chocolate con chips de chocolate de San Jerónimo cumplieron con la labor.

Finalmente, después de atravesar las benévolas curvas que conducen al gran pueblo de Samacá, llegamos a nuestro primer destino: cascada El Hayal. Un lugar mágico donde por largo tiempo ha convivido el árido desierto y el agua. Una gruta de 150 metros con caídas interminables de agua, vigilada eternamente por alguno de nuestros ancestros que no logró desprenderse de su belleza. Un lugar místico que inclusive se apiadó de sus invitados y alivió por algún momento sus dolencias. La caminata para estar cerca a ella no es fácil, como si se hiciera la difícil, te reta. Ahora me arrepiento de hacer caso omiso a ese correo de segundo de primaria que exigía llevar mudas, ropa que pudiera ensuciar y tenis cómodos y con agarre.

Unos minutos después me regalaron la oportunidad de caminar por un sendero de pocos metros de ancho bordeado a ambos lados por desafiantes acantilados de al menos 60 metros de altura. El camino cada vez se hace más angosto hasta llegar al punto denominado como el Paso del Ángel; ancho de unos 40 cm que siembra la duda de continuar hasta en el más valiente. Esta vez, probablemente inspirados por la grandeza del lugar, la mayoría asumieron el desafío.

Agotado, quizás por las mezcla entre las actividades y las pocas horas de sueño, partimos al núcleo de inspiración de la discusión del huevo y el paso del avestruz. El primero, altercado al mejor estilo de la señorita Guainía con su “cartagening in Hilton” o de la señorita Antioquia con su “mujer a hombre, del mismo modo en el sentido contrario” que dejó en tela de juicio la calidad de la educación impartida en los primeros grados. El segundo, movimiento elegante, refinado y rebosante en ritmo que sería ejecutado a altas horas de la noche. Acá, sabores de animales exóticos se encargaron de estimular cuidadosamente los sentidos y proporcionar un excelente adiós a los que partieron de vuelta a la capital.

Después de chequearnos en el acogedor hotel de la plaza mayor, darme un merecido baño y del shopping realizado en los alrededores, continuamos con la cata de la amplia gastronomía local cultivada por decenas de extranjeros que al igual que el indio en la cascada, se enamoraron de la belleza de la zona rehusando volver a sus lugares de origen. La velada fluyó llena de risas, cuentos e historias inverosímiles de tenis de mesa acompañadas por grandes clásicos del rock en inglés interpretados por un poliglota de la música, que al mejor estilo de Glee, el grupo seguía.

Los grandes clásicos del rock fueron tal vez la razón por la cual decidimos partir. Carole King con su “You’ve Got a Friend”, claramente no era el combustible apropiado para la ocasión. Mr Coquí (especie de rana endémica y símbolo nacional de Puerto Rico) fue el perfecto albergue para patrocinar momentos más “activos” durante las siguientes horas. Bajo la batuta de 11 líderes con mágica actitud embotellada, patrocinados además por los grandes clásicos de mi primera miniteca, saltaron a la pista los mejores pasos del grupo. Euforia que desfilaba entre nuevos y antiguos sin distinción, desató equilibrios de botella, pasos de conejo, garotas. Cómo no olvidar aquel hombre murciélago perseguido por su inconfundible Gatúbela. Uno a uno, gastados por el festín fueron retornando a los aposentos. Los que quedamos, sin nada que envidiar al grupo insignia de la rumba catalana, presentamos nuestra propia versión de serenata personalizada, que, desafortunadamente pasó inadvertida para el festejado y homónimo de la canción repetida varias veces.

Afectado un integrante de la morada que compartía por algún espíritu maligno, cordero y agua bendita se combinaron para realizar la acción sobrenatural de la expulsión de ese ente siniestro invasor de cuerpos. Al él, mis mas sinceros agradecimientos; no todo desplazamiento forzado es negativo. Gracias.

Amanecí feliz. Desayuné. Sobraron unos cuantos batimóviles que utilizamos para patrullar la zona húmeda aledaña como preludio a la partida. Nos embarcamos de vuelta a la vida real, no sin antes presenciar lo que le dio ese gran final a tan recordado evento; un show de mimos, con uno que otro corresponsal atravesado.

Así fue. Un evento “interesante”, anécdotas que seguro perdurarán por largo tiempo, donde personajes que pensé sólo existían en las tiras cómicas o en la televisión, encarnaron y fueron más reales que nunca; paseo de animales, superhéroes, bailarines, mimos, gigantes, líderes y poseídos.

10 comentarios:

  1. Excelente Blog!!!
    Ojalá sigan llegando más entradas!!!

    MP

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  2. Viejo Diego muy chevere la entrada. No le conocía esos dotes de escritor nacido en la casa vecina de Aracataca. Ni tampoco conocía que la mejor manera de quitarse un guayabo es meterle toda esa comida al cuerpo, y sobre todo rematar con ese helado de San Jerónimo. Le faltó escribir un poco sobre los Buggies y ese encantador botox que el barro produce en nuestra piel.

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  3. Don Papi, pillo, pulpo, ricardo-jorge, o como sea que le digan... buena entrada

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  4. Saul David García4 de agosto de 2010, 13:00

    Excelente! Desde ahora me declaro su fan y fiel seguidor... en verdad!

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  5. Campeón el articulazo de Don Papi!!! Ya tenemos relator oficial...

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  6. Don Papi felicitaciones!! Que talento, que buen blog y que buen paseo!! Eso sí, estas muy mal de vecina!!

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  7. Es verdad, tocaba verlo ya publicado. ME ENCANTO otra vez! Estaré muy pendiente del próximo publicable...

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  8. Don Papi,

    Disculpe no haber reconocido la serenata pero estaba out de los líderes y la trepada después de la cascada.

    Toca adicionar algo sobre la animada discusión de biologia que dimos en el bus. ¿Finalmente el pollito se vuelve pollo, y luego pollo será?? ¿o pollito a pollo a gallo o gallina, y viceversa gallo con gallo y gallina con gallina?

    El Toro Enamorado.

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  9. Qué buen escrito Don Papi.Me solidarizo con ud. en su queja a la vecina ... no hay derecho!!

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  10. jajaja pillin suena como una buena parranda en la vieja villa.. se avecinan buenos vientos para nosotros...

    saludos

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